febrero 21, 2008

Un día como "cazanotas".

¿Entonces así empieza esta crónica? Le marqué a Nayeli Roldán hace dos días, el sábado, con buena disposición aceptó ayudarme. Hoy a la medianoche me llamó y confirmamos vernos mañana temprano, a las diez en el Universum para la inauguración del Año Internacional del Planeta Tierra. Llevará un abrigo café con botones negros, pues parece que también hará frío mañana. Quizá después también la acompañe a una conferencia en el Hotel Imperial, cerca de Milenio Diario, donde ella es reportera.

He llegado a la hora acordada, pero aparentemente antes; viene retrasada y tendré que esperarla. No importa, estoy sentado a la sobra del domo que cubre la entrada al museo. El viento es frío, tengo heladas mis manos, pero sé que si me muevo 30 centímetros y me siento donde pega el sol no aguantaré el calor ni diez minutos.
El Universum es un museo que de niño debes conocer. Explica con ejemplos claros y de forma sencilla procesos científicos, de forma que es indicado para que los menores entiendan cómo funciona su mundo. Parece ser que esto lo entienden las instituciones educativas, pues en los 28 minutos que llevo he visto ingresar alumnos de distintas escuelas, sobre todo primarias y secundarias, privadas y públicas; unos trescientos niños en total, más los que en este mismo momento bajan del autobús.
Ahora el sol me cubre media cara. Nayeli me ha dejado un mensaje de voz en el teléfono móvil: “Hola César: la conferencia es en el edificio ‘C’, pregunta por el auditorio. Ya dejé dicho que te dejen entrar. Parece que tu celular no tiene buena señal.” Vaya, ahora tendré que ir a buscarla. ¿Cómo será?

Me levanté. Caminé hacia la entrada del museo. No sé por qué miré a una chica que parecía desorientada, por un momento creí que ella podría ser la reportera que me ayudaría, pero no traía abrigo café con botones negros. Me miró y “¿tú eres César?” Me guió hasta el auditorio, donde dos especialistas en el tema científico del calentamiento global estaban sentados en el podium.
La conferencia pasó sin gloria ni pena. Incluso Nayeli me dijo que estaba aburrido el asunto. Después de un par de preguntas salimos para dar paso a la ceremonia de inauguración. Afuera del auditorio, en el lobby del museo, una multitud estaba aguardando. Fotógrafos, reporteros, camarógrafos, especialistas, auxiliares del museo, alumnos de secundaria, curiosos y demás.
Nos colocamos en un punto “estratégico”: cerca de las bocinas para poner ahí las grabadoras.
De pronto una bulla de flashes nos anunció que la “nota” se aproximaba. Marcelo Ebrad, jefe de gobierno; Narro Robles, rector de UNAM; y Jaime Urrutia Fucugauchi, Presidente del comité nacional de México para el año internacional del planeta Tierra. “Esta ceremonia se está realizando simultáneamente en aproximadamente 64 países más” decía éste último. Yo sólo miraba a los reporteros de pronto bajar la cabeza hacia sus libretas, anotar a toda prisa lo que sea que anoten (porque arrastran la pluma con tal velocidad que casi se pinta sólo una línea) y luego de nuevo alzar la cabeza para prestar atención. Esta danza ritual que todos hacían casi al mismo tiempo se repetía numerosas veces. En ocasiones mientras todos seguían erguidos, un reportero audaz o malicioso agachaba su cabeza y comenzaba a anotar; en estos casos los demás miran asombrados e instintivamente comenzaban a escribir, lo que fuera, lo que el otro había anotado.
Terminó el acto en el que se pasaron el micrófono de Urrutia a Ebrad, y de éste a Narro. En seguida la “nota” se movió a una mesa donde unos niños realizaban experimentos con la ayuda de un asistente. Toda la jauría de “cazanotas” se desplazó a empujones para tener la mejor perspectiva del jefe de gobierno saludando a uno de aquellos chicuelos. Era algo así como “Mírelos en su hábitat natural”.
De ahí la “nota” se desplazó afuera del Universum, donde varios niños con globos esperaban. La jauría no perdió el rastro. Unas palabras protocolarias y los globos inflados con helio fueron liberados. Vaya cosa, año internacional de la Tierra y lanzan globos a la atmósfera. Pero pronto vino una aclaración importante: “son globos biodegradables”.
La conferencia del Hotel Imperial era al mediodía y a las 11:25 los “cazanotas” seguían en CU, chacaleando a los “notas” más importantes. La jauría se dividió en dos grupos principales: los que iban sobre Ebrad, y los que prefirieron a Narro.
Terminado el chacaleo no hay nada más. Los “notas” se marchan después de dejarse arrancar unos pellejos, sólo para mantener sano el idilio con los “cazanotas”.

Ahí se terminó eso, pero como buenos “cazanotas” hay que movernos y tratar de llegar aunque sea a las postrimerías de la conferencia del Hotel Imperial. Así que eso es lo que seguirá. Pero como yo soy el narrador de esta crónica sé que eso será en vano.
Tomaremos un taxi en CU para llegar a la estación del metro Universidad, luego recorreremos la línea 3 hasta llegar a Hidalgo. De ahí caminaremos lo más rápido posible hasta el Hotel Imperial, sobre Reforma. Entraremos y un tipo nos pedirá que hablemos bajo y no pasemos. Estarán grabando una serie televisiva. En el primer corte caminaremos hasta la recepción y preguntaremos por la conferencia. Nos dirán que no hay tal. Entonces caminaremos hasta la redacción de Milenio Diario. Nayeli me presentará con medio mundo como “alumno de Diego” a la vez que me explica cómo está seccionada la sala. Amablemente me sentará en una máquina y yo empezaré a escribir esta crónica, que debo entregar en un par de horas, mientras mi profesor se pasea por la sala hablando por celular.

2 comentarios:

bla dijo...

almenos eran globos "biodegradables"; es bueno leer tus digitales tintas ahora mas enfocados a tu profesión, en ocaciones me hace pensar que de alguna manera estamos "creciendo" pero realmente espero que sigamos siendo esos idiotas soñadores de antes...

lesstad_xv dijo...

pues lo de idiotas no se quieta pero de que ahy una veolucion la ahy. un felicitacion me parece un poco menos lento que los anteriores. por cierto haber si ya me visitas