junio 24, 2009

B

Le gustaba el vino tino, aunque no sabía mucho del tema. Prefería los vinos franceses porque había escuchado que eran los mejores. Los argentinos le parecían un tanto artificiales, sin personalidad. Los españoles le sabían secos. Y los mexicanos los bebía como agua avinagrada. Claro que todo esto, estas opiniones se las fijaba muchas veces a priori, sin probar los vinos.

Tenía sólo dos copas que únicamente usaba en compañía de Dolores, su novia mezcla de Oaxaca y Veracruz.

Ah, Dolores. Siempre tan liviana y tardía. Esperarla era un dulce martirio que aprovechaba para leer o escribir. Muchos de sus textos los empezó en la antesala de Dolores, en su presencia pasiva.

En realidad Manríquez era un terco, un necio inamovible, una garrapata que espera lo necesario hasta que su víctima pasa justo debajo y entonces salta. Así era Manríquez y se consideraba estoico por estúpido. Tengo la paciencia del vagabundo, se decía, es el tiempo de mi vida y lo gasto como se me plazca.

Sin embargo siempre era puntual. Es uno de mis defectos, reflexionó, porque en México nadie es puntual, todo mundo se cita a una hora pensando en que las personas lleguen a otra. En fiestas como los cumpleaños y bautizos, se les cita a las personas para que lleguen una o dos horas más tardes. Si vas a comer con alguien son de 15 a 30 minutos de retraso. Incluso en las escuelas y algunos trabajos la hora de entrada tiene tolerancia de hasta 10 minutos. Pero yo siempre estoy puntual. Siento que me sobra tiempo. Que voy delante de todos. Y por lo mismo odio cada vez que me hacer esperar más de lo que tenía previsto, porque entonces comienzo a perder tiempo, ya no voy delante sino que me rezago involuntariamente, caigo en un pantano de arenas movedizas que me atan al suelo, y me absorben desesperadamente.

Esperar, en México, es un juego de póquer, donde puedes armar tu jugada, prever posibilidades, medir riesgos, pero al final siempre se depende de la mano del otro.

1 comentario:

jcdeleon dijo...

qué onda cesarín, me da gusto saber de ti. gracias por el recordatorio, y es verdad, el blog lo abandoné un rato para respirar y hacer otras cosas. he vuelto. un abrazo y muchas gracias-