Pinche gordo burgués, pensé. No sé por qué odio a los ricos, o a los que pretenden serlo vistiendo ropas de marca, malditos snobs. Creo que me irrita verlos en fotografías con sus caras de hipócrita preocupación cuando hacen campañas sociales. Se sorprenden tanto de la realidad a ras de suelo, de la pobreza de México, que solo evidencian su inconciencia social. Quieren ser amables, pero nos tratan con pinzas para no tocarnos. Se recubren de polietileno y ponen su sonrisa plástica para la Canon de la sección de sociales.
A mí me no venga a joder con eso de la escritura “correcta”. Me embota lo “correctamente literario”. So retrógradas.
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